Vajillas La Cartuja de Sevilla
La cerámica, y entre ella las Vajillas, de la Cartuja es una rareza dentro de la artesanía española. Fue una idea (porque fue así de sencillo, una idea) de Charles “Carlos” Pickman. Este comerciante inglés se dedicaba a la exportación de loza y cristal, pero las dificultades arancelarias eran tantas y el proteccionismo español tan fuerte que se animó a crear su propia loza.
Su inspiración era la estética de la loza inglesa; para ello, se instalaron en Andalucía decenas de artesanos y técnicos británicos que sabían como producirla.
Pickman trajo, a una España rezagada en la Revolución Industrial, innovaciones como la importación de materias primas, el empleo de moldes y el uso de brazos mecánicos y las prensas. Pero su gran acierto consistió en integrar la tradición ceramista que ya existía en Sevilla.
La Cartuja nació en 1841 y fue el resultado de la unión de Triana y Londres, del Big Ben y la Giralda. No era extraño que, entonces extranjeros avispados (industriales o bodegueros) iniciaran sus empresas en España. En paralelo, llegó Mendizábal y su desamortización, situación que aprovechó Pickman para comprar el Monasterio de Santa María de las Cuevas; instaló allí su fábrica y hasta su vivienda, porque la familia residía en la antigua celda del prior del monasterio convertida en vivienda. Había nacido La Cartuja.